Que la tecnología iba a transformar, la forma de prestar servicios jurídicos, era algo sabido. De hecho, ya lo está haciendo desde hace unos años. Pero que esa transformación se iba a acelerar en la forma en que está haciendo en los últimos tiempos, y previsiblemente lo va a seguir haciendo en los que vienen, no parecía tan claro.
La llegada y la difusión masiva de una sola tecnología, como ChatGPT, ha conmocionado profundamente al sector legal y no cesa de plantear, casi día a día, nuevos interrogantes y perspectivas sobre las posibilidades que ofrece. Y que, sin duda, no van a cesar de aumentar en los próximos meses.
Nos encontramos en medio de uno de esos raros momentos de la historia en el muchas de las antiguas formas de hacer las cosas, en la abogacía y en otros muchos sectores, va a cambiar radicamente.
Por eso ha resultado particularmente oportuno el webminar que ha organizado la firma de Legal Tech Atlante, sobre las nuevas formas de ejercer la abogacía gracias a la tecnología, en el que participaron Elen Irazabal, una jurista especializada en la formación en tecnología para juristas, Patricia Manca, Socio responsable de New Law y del sector E&M de PwC Spain y Sonia Benito, Managing Director de Atlante, bajo la moderación de Alejandro Sánchez del Campo, Consejero en innovación y legaltech de LA LEY, empresa media partner del evento.
Alejandro comenzó planteando las que podríamos considerar las cuestiones básicas a la hora de abordar este tema: ¿qué es la legal tech y cómo está cambiando la forma de ejercer la abogacía?
La tecnología permite el surgimiento de nuevos modelos de negocio en el sector
Patricia Manca lo dejó claro: legal tech son ese conjunto de herramientas que sirven para mejorar la eficiencia o la calidad del servicio jurídico o, en el caso, de su aplicación al ámbito de la Justicia, de hacerla más accesible. Existen muchas tipologías de la misma, como indicó Sonia Benito, citando la obra de Moisés Barrio referente en esta materia, que van desde las más sofisticadas a las incluidas dentro del entorno Office de Microsoft que, como añadió Elen Irazabal, pueden ser perfectamente incluibles dentro de este concepto, gracias a su potencia y versatilidad.
En cuanto a la forma en que estas herramientas están transformando la forma de prestar servicios jurídicos profesionales, Patricia Manca recordó que este cambio ha sido paulatino pero incesante a lo largo de los últimos años. En su opinión el reflejo más relevante de este cambio es el surgimiento de nuevos modelos de negocio, a partir de la automatización de procesos internos y la explotación de los datos disponibles por las firmas y con los que anteriormente no era posible trabajar.
Esta posibilidad de trabajar con los datos facilita la toma de decisiones para el negocio y, en sí mismo, implica la transformación de la profesión y el surgimiento de nuevas áreas de especialización.
En este sentido, Elen Irazabal señaló que los perfiles híbridos o técnico-jurídicos, son ya una necesidad que se está acelerando progresivamente, a causa de la cada vez mayor llegada al sector de la IA. Y ello pese a que, en su opinión, los abogados no están preparados para enfrentarse al desafío de la IA, ni desde el punto de vista regulatorio que, por ejemplo, va a implicar la necesidad de trabajar junto a los técnicos para realizar auditorias de los sistemas, ni en el de su aprovechamiento para la innovación. Algo preocupante teniendo en cuenta, advirtió, que la IA va a incorporarse mucho más fuertemente de lo que ya lo venía haciendo a herramientas de uso cotidiano por los juristas, como el correo electrónico o el entorno Office, de forma que la innovación va a estar marcada por la IA
Esta tecnología se está utilizando en la automatización de procesos, como el envío de emails o el reporting a cliente, explicó Sonia Benito. Para ello es necesario segmentar los procesos y analizar las necesidades que generan y la tecnología disponible. Pero, como explicó Elen Irazabal, tiene utilidad también en la gestión de asuntos en los que hay “mucho de algo”, como es la gestión de las notificaciones judiciales y en los casos masivos.
En el caso de una gran firma como PwC, Patricia Manca indicó que la principal actividad en la que se demanda tecnología es en la gestión de los contratos, porque la mayor parte del trabajo en un área jurídica viene de esa actividad, o de la litigiosa, en algunos casos. De ahí la importancia que están cobrando tecnologías como las de Contract lifecycle management, o CLM por su abreviatura en inglés. Ellos se propusieron ampliar su área de práctica gracias a la tecnología
No hay que elegir la tecnología sin saber para qué se va a usar
Aunque parezca una obviedad, los ponentes coincidieron en una práctica tan frecuente como inadecuada, lamentablemente llevada a cabo por muchas firmas: la de elegir la tecnología antes de saber para qué se puede o se debe usar.
Como explicó Patricia Manca, lo principal a la hora de que una firma se platee iniciar un proceso de digitalización es tener claro el objetivo que se quiere alcanzar con la misma y solo, una vez que ese aspecto está claro, elegir la herramienta más apropiada para conseguirlo.
La clave para las áreas jurídicas es buscar la aportación de valor y para ello, todo lo orientado a la mejor gestión del dato, para ayudar a gestionar los riesgos, que son la principal capacidad del abogado, son fundamentales, junto con otras habilidades para gestionar lo no obvio, como la gestión de proyectos.
Es igualmente importante identificar adecuadamente la información que se está gestionando, para lo que es relevante la forma de visualización.
En ese análisis, añadió Elen Irazabal, hay que considerar detenidamente los datos de los que se dispone y de los que se quiere disponer, cual es la información más crítica que se quiere utilizar.
Además, en el momento de definir un proceso de automatización, también hay que considerar qué herramientas son las que más se adaptan a sus necesidades con una visión de escala que evite soluciones demasiado particulares.
Por otra parte, Sonia añadió que hay que tener en cuenta que los sistemas necesitan de un proceso de entrenamiento que lleva tiempo.
La IA en el sector legal
Por lo que se refiere a la IA, Sonia Benito destacó que ya existen empresas en el sector que la están utilizando, abriendo el paso a que, en un futuro próximo, la redacción de textos legales vaya a estar marcada por estas tecnologías.
De hecho, añadió Patricia Manca, en su opinión, la tendencia será que, con el entrenamiento de estas aplicaciones con los datos de cada firma, cada una de estas podrá generar su propio entorno de conocimiento.
Y, en todo caso, su impacto en la formación parece que va a ser determinante, en particular por lo que se refiere a las IA de tipo generativo, como ChatGPT, del que se hablaría a continuación.
A la hora de dar a conocer a los profesionales del Derecho las particularidades de esta tecnología, resultan de particular utilidad obras como la recientemente publicada por Elen Irazabal en LA LEY, “La IA explicada para abogados”, orientada a facilitar la comprensión de esta tecnología a los abogados, con un mínimo de tecnicismos y explicando los principales conceptos, a fin de entender la diferencia entre los algoritmos tradicionales y los de IA.
Además, Irazabal puso de relieve la importancia de los datos, en particular del Open Source, sin el cual no se puede entender el despegue de la IA. Esa disponibilidad es la que también va a determinar la herramienta a elegir.
Por otra parte, es conveniente conocer las distintas tecnologías de IA disponibles y las metodologías de aprendizaje que aplican, para identificar qué tecnologías merece la pena utilizar.
ChatGPT: una tecnología transformadora que habrá que saber usar
Era ineludible, en una sesión como esta, abordar el que es, sin duda, la más relevante novedad de los últimos años: ChatGPT, un gran modelo de lenguaje creado por OpenIA, empresa fuertemente participada, entre otras, por Microsoft, que está mostrando unas capacidades realmente sorprendentes en la creación de documentación.
En opinión de Patricia Manca se trata de una tecnología que va a modificar lo que hacían hasta ahora muchos abogados, pero que va a saber usar, porque mucho de su comportamiento depende de las preguntas (Prompts) que se le formulen, ya que estas condicionan seriamente su alcance, tono y profundidad.
De hecho, la idea que se maneja actualmente es que va a surgir la necesidad de nuevas especialidades profesionales centradas en el desarrollo de nuevas formas de consultar a ChatGPT.
Con todo, el consenso de los expertos es que se trata de una tecnología que va a transformar muchas formas de trabajo y también de aprendizaje.
Elen Irazabal coincidió en su utilidad para la formación, al igual que para escribir titulares o artículos completos, según el enfoque y la finalidad que se le quiera dar, teniendo en cuenta que ofrece mejores resultados cuanto más genérica sea la consulta. Incluso puede ayudar a programar, generando código, pero teniendo en cuenta que hay que supervisar sus resultados.
Algo muy relevante, pues, como apuntó en este sentido, Alejandro Sánchez del Campo, como modelo de lenguaje que es, es decir, como herramienta destinada a generar textos comprensibles y formalmente coherentes, ChatGPT carece de conocimiento sobre las materias sobre las que se le consulta, por lo que siempre habrá que supervisar sus resultados, en particular en el sector legal.
En todo caso, Irazabal insistió sobre la importancia de conocer la parte lógica de esta herramienta.
Sonia Benito, por su parte, añadió, que se trata de una aplicación que tiene un importante margen de mejora, por lo que hay que tener en cuenta que lo que no haga ahora, lo puede acabar haciendo en un futuro.
Y, además, llamó la atención sobre el hecho, en relación con su aplicación en el ámbito de la Justicia, que la IA aprende de los datos que tiene, que siempre son del pasado. Por lo tanto, si se deja de supervisar los resultados que ofrecen, se podría detener la evolución de la jurisprudencia.
En todo caso, Benito destacó que con la llegada de tecnologías como esta, la formación que se imparte en la carrera de Derecho debería cambiar, incorporando estas y otras capacidades que ofrece la tecnología. Y, una vez en la carrera profesional, tener en cuenta que son diferentes las necesidades formativas de un junior de las que tiene un profesional senior.
El futuro del sector legal
Ante este panorama, vislumbrar hacia dónde se encamina el sector de la mano de la tecnología no parece sencillo.
A este respecto, Patricia Manca apuntó su opinión de que en la situación actual, no resulta sencillo, viendo la evolución de la tecnología desde aproximadamente 2014.
Por ahora considera que sigue siendo un mercado muy tradicional, pero al que la necesidad está empujando a una evolución que les evite quedarse atrás en relación con otros sectores pese a todo lo cual, su evolución sigue siendo lenta.
Y aunque luego se volvería a este punto, no dejó de mencionar que ChatGPT ha generado unas expectativas que todavía no se sabe si llegarán a concretarse.
Elen Irazabal, por su parte, añadió que, para los abogados, la tecnología suele generar un fuerte rechazo, pues les aleja de lo humano, que es el terreno en el que con más comodidad se desenvuelven. Sin embargo expresó también su confianza en que con el tiempo y la práctica lo puedan llegar a ver de otra manera.
De hecho, añadió, hasta hace poco, nadie habría apostado por la IA generativa que ahora parece ser la mayor tendencia, de la mano nuevamente de ChatGPT, por lo cual parece definir predecir futuras evoluciones. En particular si, como añadió, empresas como Google y Microsoft comienzan a incorporarla a sus aplicaciones.
En este sentido, Sonia Benito apuntó a que los abogados tenemos la mente estructurada para conocer y aplicar leyes, detectando riesgos, lo que, en realidad, no es algo muy diferente de lo que se hace en la programación, que aplica una lógica a un problema concreto. Una idea con la que matizó en parte Elen Irazabal, añadiendo que los ingenieros y los abogados tienen formas diferentes de pensar, los abogados se mueven más en el terreno de una cierta ambigüedad en sus planteamientos, en tanto que en la programación hay que evitar en lo posible toda ambigüedad. Con la particularidad añadida, indicó Sonia Benito, de que siempre va a hacer falta la idea feliz de los juristas.
Consejos finales para abogados que quieran utilizar la tecnología en su trabajo
Finalmente, el modero propuso a las ponentes que ofrecieran a los numerosos asistentes unos consejos para la implementación de la tecnología en sus firmas. Estas fueron sus respuestas:
Sonia Benito destacó la importancia de entender sus organizaciones y sus necesidades, así como de conocer las posibilidades de la tecnología, antes de empezar.
Elen Irazabal subrayó, en primer lugar, la importancia de poner el foco en el negocio, teniendo en cuenta que la tecnología incorpora una posibilidad de mejora del mismo. Es decir, que un despacho de abogados que pretenda incorporar la tecnología a su actividad, debe hacerlo pensando como un empresario.
En segundo lugar debe considerar de qué información dispone y, en tercer lugar, formarse antes para conocer adecuadamente la tecnología disponible.
Finalmente, Patricia Manca puso de relieve que la tecnología no es magia, por lo que puede no soportar todo lo que se pretenda hacer con ella. A partir de ese punto, conviene, indicó, definir qué se quiere hacer con ella, a partir de los datos de los que se dispone y de la situación de la que se parte, fijando el objetivo en ayudar al negocio.
El video completo de la sesión está disponible en este enlace.